Partido entre semana ante un rival directo, si pensamos en tener aspiraciones europeas. Nos presentamos tras una victoria contundente por 3-0 en Balaídos, un campo que esta temporada se ha convertido en una plaza complicada para puntuar.
Los locales pusieron en el césped a los mejores, con una clara intención de ir a por el partido. Pero lo que todo parecía ser un encuentro sin incidencias, a los poco minutos se saldó con la lesión del canterano Marc Navarro que estará unas semanas de baja.
Una falta en la peor posición posible, justo en la frontal del area, puso en bandeja a Iago Aspas el lanzamiento que significó el 1-0, disparo que dejó sin capacidad de reacción a Diego López.
Nuestro juego, a base de lanzamientos largos y muy poca combinación, tuvieron su recompensa a los pocos minutos tras un buen centro Gerard Moreno remataba de cabeza y ponía el empate en el marcador.
Minutos más tarde, el defensa del Celta A.Fontàs tras una dura entrada a Gerard Moreno, que dejó sus tacos marcados en la rodilla, fue expulsado por doble amonestación. En ese momento el Espanyol tenía toda la segunda parte, en superioridad, para sacarle el máximo jugo al partido.
Lejos de lo esperado, el juego del equipo seguía lleno de trabas y poco fluido, aunque en temas de presión se notaba que el Celta jugaba con un jugador menos. Las pocas jugadas de ataque que los locales materializaban, daban cierta sensación de peligro.
Tanto fue así, que en el minuto 29, Wass ponía el 2-1 en el marcador, tras una serie de errores defensivos. Ante la sorpresa de los presentes, y tan solo 3 minutos después, Piatti remataba dentro del área pequeña una jugada que significaría el 2-2 final.
Lamentablemente, y a pesar de jugar medio partido en superioridad, ni creamos suficientes jugadas de peligro, y las que creamos no supimos aprovecharlas.
Haciendo una reflexión ambiciosa, no podemos estar satisfechos del resultado conseguido dándose las circunstancias que se dieron, pues los jugadores - entrenador incluido - tenían que haber ido a por el partido sin tapujos. Si queremos aspirar a algo más no podemos conformarnos con un empate que perfectamente podría haber sido una victoria.
El sábado jugamos ante otro rival, sino directo, influyente en el devenir de los nuestros. Un Villarreal que ganó en Pamplona, y que ya está apeado de la Europa League, pondrá toda la carne en el asador por entrar en la máxima categoría europea.
Confianza en el equipo la hay, pero el nivel de competitividad tiene que quedar bien reflejado partido tras partido.
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